Escuela Sostenible. Qué es, Características e Ideas de Sostenibilidad

En un resumen literal y sencillo, la sostenibilidad no es más que la capacidad de mantener los sistemas para satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer el bienestar y la viabilidad de las generaciones futuras. Se reduce a un conjunto de estrategias, ideas y comportamientos enfocados a reducir los impactos negativos que nuestros hábitos están imponiendo a la biodiversidad en su conjunto.

Que no quepa duda: la sostenibilidad es, entre todos los temas de actualidad, uno de los más debatidos por todos, en casa, en el trabajo, en la empresa. ¿Pero qué pasa con las escuelas?

Tampoco es noticia que los recursos naturales disponibles en nuestro planeta se están agotando más rápido de lo que era posible, hace tiempo, predecir. Hoy somos plenamente conscientes de los riesgos, de la gravedad de la situación y de las repercusiones que tendrá más adelante, para la generalidad de las sociedades y la biosfera. Sabemos exactamente dónde acabaremos si no adoptamos el cambio como una prioridad urgente ahora.

Y no sólo hablamos de los riesgos para nosotros y nuestra generación: está en juego el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos, de los que están por venir. La longevidad depende del ahora.

No podemos existir sin el equilibrio natural del planeta. La contaminación, la desertificación y el cambio climático son advertencias urgentes que el mundo y las personas deben cambiar si quieren seguir su camino con buena salud y capaces de satisfacer sus necesidades.

Sí, es cierto que las predicciones dan miedo, pero aún hay buenas noticias. Hay muchas personas y grupos dispuestos a invertir en nuestra reeducación, con interés en lo mejor para el mañana de todo y de todos.

La escuela, por ejemplo, es un entorno más que ideal para poner en práctica diferentes formas de concienciación sobre el impacto que nuestros hábitos modernos tienen en el mundo en el que vivimos. Es en el espacio de una escuela sostenible donde podemos transformar las mentalidades y cambiar simples hábitos, lo que puede marcar la diferencia en el futuro, a corto, medio y largo plazo, en diferentes escalas.

Si crees que es importante añadir valores de este tipo a las instituciones educativas, ayudando a promover el pensamiento crítico en los niños, este artículo es para ti. Sigue leyendo y descubre cómo las escuelas pueden ser nuestro ejemplo de sostenibilidad.

Una escuela sostenible es, básicamente, sencilla de entender: es el entorno de enseñanza donde los niños y jóvenes aprenden más sobre los conceptos de sostenibilidad, como una forma de cambiar viejos hábitos negativos y promover una conciencia de consumo y preservación del medio ambiente.

Ahora bien, sabiendo que el contexto escolar es de extrema importancia en la formación de las mentalidades y personalidades, hay pequeñas actitudes que se pueden adoptar allí y que marcan la diferencia. La norma es promover una educación orientada no sólo a la excelencia de los contenidos tradicionales que se imparten, sino también a estimular comportamientos comprometidos con el planeta. Es en la escuela donde podemos, al igual que en casa, fomentar cambios sociales profundos.

Sí, la escuela puede vivir en armonía con la naturaleza y, de esta manera, quienes estén allí y aprendan se llevarán hábitos más respetuosos y saludables para tratar el planeta y toda su biodiversidad.

Pero no te engañes si crees que un colegio es sostenible cuando tiene cubos para separar la basura o algo parecido. Hace falta más.

Piénsalo con nosotros: de nada sirve que una institución tenga paneles solares para el autoconsumo de energía u otros planes de reutilización de aguas pluviales si, al mismo tiempo, no enseña a sus alumnos sobre esto; es decir, las medidas aisladas no hacen que una escuela sea sostenible: hay que enseñar a reflexionar sobre los hábitos que nos enseñaron previamente y cómo podemos cambiar nuestra relación con la naturaleza.

Promover el pensamiento crítico es la base de una educación sostenible.

La respuesta a por qué es importante la educación sostenible, es tan sencilla como urgente: la educación sostenible tiene que producirse ahora porque estamos viviendo un periodo de degradación del planeta y de su biodiversidad, lo que se traduce en una escasez ya presente de recursos naturales. Pero eso no es todo.

Las catástrofes naturales también son una advertencia de que tenemos que cambiar: falta de agua, dificultades en el sector energético, desprendimientos de tierra provocados por la destrucción de la vegetación natural, contaminación del suelo del que tomamos los alimentos para nuestras comidas… Los ejemplos son infinitos.

Por lo tanto, debido a la relevancia del tema de la sostenibilidad, la adopción de modelos escolares sostenibles es una excelente arma contra la degradación del planeta.

Debemos recordar que los niños de hoy serán, mañana, los futuros responsables de la toma de decisiones y que de ellos dependerá la gestión de un mundo colapsado o en armonía, ya sea como políticos, como empresarios, como científicos, como padres…

En definitiva, el planeta y su conservación estarán en manos de esta generación de niños y jóvenes de hoy. Por eso es tan importante (¡esencial!) que empiecen a entender que nuestras acciones ahora les permitirán tener acceso a un planeta con recursos naturales sanos, que podrán disfrutar para vivir.

Otra razón que hace de la escuela un entorno perfecto para el proceso de reeducación ambiental de los más pequeños está en un componente social básico: nuestros comportamientos se desarrollan tempranamente, desde la infancia. Por lo tanto, para formar adultos con conocimientos sólidos sobre estos temas y comprometidos con los valores que deben guiar la relación entre las personas y el medio ambiente, es necesario empezar en la escuela, al igual que en casa.

Sólo así podremos controlar los impactos negativos que estamos causando al planeta y evitar problemas ambientales en el futuro.

Trabajar el tema de la sostenibilidad en las escuelas es posible aplicando estrategias bien orientadas que permitan un equilibrio entre la teoría y la práctica: no puede haber una sin la otra.

Consumo y residuos

Una de las formas más sencillas de empezar es aplicando la enseñanza de acciones sostenibles sobre el consumo y los residuos. ¿Cómo? De las 3 R: reciclar, reutilizar y reducir la producción de residuos.

Para ello, se pueden inventar nuevas maneras de pensar y practicar la sostenibilidad, dentro y fuera del entorno escolar. No debemos olvidar que la sostenibilidad es un tema tan importante como los demás y que forma parte de una verdadera actualidad. Hay que motivar, animar y evaluar.

Ahorro de agua

El agua es el recurso natural más crucial para la vida humana. Por lo tanto, es esencial que la escuela sostenible encuentre los medios para concienciar sobre el consumo de este preciado bien. Hay escasez de agua en el mundo y los niños pueden (y necesitan) saberlo.

Hay que enseñar a los alumnos que el agua no sólo es esencial para beber. Anuncios, campañas, lecciones, presentaciones, concursos… Todo vale.

Sin embargo, hay que recordar que de nada sirve que una escuela que quiera ser sostenible no cambie sus propios hábitos: hay que optimizar las prácticas de ahorro de agua y la escuela debe ser un ejemplo.

Reutilizar el agua de la lluvia, utilizar cisternas de inodoro más eficientes, tener el mantenimiento al día, limpiar los espacios con cubos y nunca derramando agua (las mangueras y los grifos abiertos son un auténtico desperdicio)… Son solo algunas formas básicas de mostrar a los alumnos que el centro está comprometido con la sostenibilidad.

Ver ¿Cómo Podemos Ahorrar el Agua en Casa?

Ahorro de energía

Nunca se ha hablado tanto de la urgencia de ahorrar en la energía que consumimos, ya sea electricidad o gas natural. Es imprescindible hablar de esto con los niños, presentarles las reglas básicas para un consumo consciente y enseñarles la importancia de las energías renovables para el futuro.

Es habitual que los jóvenes salgan de una habitación y se olviden de dejar la luz encendida, o que dejen los ordenadores y otros aparatos encendidos después de usarlos. Es importante que los niños y los jóvenes conozcan el ciclo de la energía para que puedan entender por qué es necesario ahorrarla.

En la práctica, los alumnos pueden encargarse de apagar los aparatos al final de la clase, por ejemplo. También hay que enseñar a la comunidad escolar colaboradora. No hay luces innecesarias encendidas, ni cargadores enchufados cuando ya no se necesitan, etc.

Son actitudes sencillas que no requieren mucho, pero que acaban grabándose en la mentalidad de todos.